Mi gato quiere decirme algo...

Mi Coacher preferido es chino.

El gato chino de plástico dorado mueve el brazo arriba y abajo sin parar durante todo el día y toda la noche. Muchos dicen que atrae la buena suerte, pero en realidad es un reloj; un segundero sonriente que te habla cuando le miras durante un rato. Mi gato se llama FatCat y es, cómo el gato de “Kafka en la orilla”, bastante surrealista.
Hoy el muy perro me ha dicho, casi cómo si no fuera importante, que el tiempo se me escapa. Y movía el brazo, sin parar el tic tac… y sonreía; bueno no, más bien se reía a carcajadas…

Lo compré hace un par de años en un hiperchina enorme que hay a la entrada de Bilbao. Bueno, en realidad no recuerdo bien en cual de los chinos de la ciudad lo compré. Fui a varios, a ver todos los “gatos de la suerte” y elegir el que quería. Es curioso porque las cosas tienen alma, y FatCat además es listo: me llamó desde dentro de la caja de cartón y le entendí al instante. Y eso que hablaba en chino… ahora me doy cuenta que desde siempre ha sido bastante cabroncete. Yo creo que fue por eso que me lo llevé; junto a unas pilas alcalinas que nunca se gastan porque Fatcat mueve el brazo de verdad.

Estoy escuchando a Coolplay. Lleva un rato sonando, y me ha invadido cómo una especie de melancolía que llega a su zenit ahora que suena Viva la Vida. Voy a subir el volumen. Fatcat baila sobre un gran tronco cortado de árbol que tengo de mesilla en el estudio. Es bonito el contraste entre los dos objetos. Lo orgánico y un día vivo; y lo plástico y brillante y vivo ahora… la sonrisa de Fatcat hoy es como enigmática, me recuerda mucho a la Gioconda. Se que quiere decirme algo, lleva horas mirándome fijamente mientras baila sin parar sobre el gran tronco, que esta muerto pero está, y ya son las dos y cuarto de la mañana.

No siempre tiene uno tiempo de pararse y preguntarse sobre las cosas importantes; esas que dan Sentido. Soñé con un camino recto hacia ninguna parte, sin embargo se me pasa la vida, y yo corriendo en zig zag…

Y justo ahora, HOY, cuando por fín tengo un rato sólo para mí; para pensar en lo que quiero, y quizás también un poco en el futuro aunque no exista, va FatCat y quiere contarme su secreto; moviendo el brazo, arriba y abajo, sin parar… El muy cabrón! No se porqué todavía no lo he tirado a la basura.

Voy a esperar un rato. Se que quiere decirme algo.

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